Ha llegado la hora
de la muerte para Federico García Lorca. En sus horas finales brotarán desde
las frías piedras de una celda, desde su mente inquieta y su corazón herido,
las mujeres que han sido sus pensamientos, su historia, su sangre. Las
creaciones de su espíritu inquieto y rebelde. Ellas acompañarán en la vigilia,
a la espera del pelotón de fusilamiento que aguarda el amanecer para apagar la
voz del poeta. Ellas serán sus últimas palabras, su legado, su tormento, su
redención, sus mujeres, y sus madres que lo arrullarán en su última canción de
cuna...